Como probablemente sepas, la etiqueta o calificación energética de un inmueble sirve para medir la eficiencia energética de ese inmueble a partir de una escala de siete letras que van desde la A hasta la G, siendo la primera la de mayor eficiencia y la última, la de menor.
Si tienes curiosidad en saber más sobre el código de colores y letras debes saber que las letras A, B y C indican una eficiencia muy alta en cuanto a consumo energético se refiere, las letras D y E indican que el consumo -sin ser tan eficiente- está en la media y, por último, las letras F y G indican un alto consumo de energía superior a la media (ineficiencia energética).
Pues bien, sabiendo esto, la Unión Europea (Comisión Europea, Parlamento Europeo y Consejo a tres bandas) está a punto de aprobar la directiva (Directiva de Eficiencia Energética de la Edificación) que solo permitirá poner en venta o alquiler aquellas viviendas que tengan, como mínimo, una etiqueta D en eficiencia energética (Algunos países de la UE ya lo están aplicando desde hace tiempo).
La repercusión que tendrá esta directiva no es baladí aunque esté pasando inadvertida. A efectos prácticos significa que, en la actualidad, un 80% del parque inmobiliario en España no podría sacarse a la venta o en alquiler. Naturalmente, la repercusión de la medida es de tal magnitud que no le queda más remedio a la UE que aplicar su cumplimiento de forma escalonada. Así pues, la norma impondrá un calendario obligatorio para que las viviendas reduzcan su consumo de energía y sus emisiones y, de esta forma, todas las viviendas deberían alcanzar la letra E en el 2030 y la D en el 2033.
Con independencia de si se aprueba o no esta directiva, en estos términos o en otros, es ya una realidad que Europa entró -desde hace tiempo- en una fase de rehabilitación, restauración, mantenimiento y eficiencia.
El reto, delante de nosotros, es abordar un mercado y una necesidad masiva a través de un sector que -comercialmente- sigue operando exactamente igual a como lo hacía hace 30 años. Ante la necesidad de demanda (mercado) y de legislación (regulación) están surgiendo en el sector de la reforma propuestas que deben atender a la mejora y a la modernización de un mercado creciente y pujante. Y en esta dirección apunta FácilReformas que, a través de la digitalización, permite la modernización de todo un sector que, estando obsoleto, afronta uno de los mayores retos de la economía para las próximas décadas.
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De este modo, y a través de modelos 100% digitalizados, debe afrontarse el reto de abordar un mercado creciente, en plena transformación y que se perfila como uno de los puntales de la economía europea durante los próximos lustros.